viernes, 18 de julio de 2008

Graciela (la tetamorfosis)

Con tu cuerpo vestido de mis manos
haré una nueva infancia al borde del oceáno.
Silvio
Al despertar mi pecho estaba sensible al roce de las sábanas, sentía las tetillas enormes.
Además como me extrañó que la erección mañanera no se hiciera presente, intenté un palpamiento subsabanal que me llenó de espanto. Las manos palparon la nada, peor que la nada, unos labios femeninos.
Me incorporé y con lágrimas en los ojos recé la oración diaria y la parte en donde se agradece a Yahvé no haber nacido mujer me hizo aumentar mi lloriqueo histérico. Para colmo creció mi congoja al ver que no tenía mi miembro circuncidado, prueba irrefutable del pacto con el creador.
Que no me llamen más Gregorio sino Graciela.
Me vi en el espejo, una mujer con hermosas tetas vestida sólo con un calzoncillo cremita. ¡No tengo que ponerme!
¡Un horror!

Gustav emoviking

1 comentario:

-*FloraciOn*- dijo...

que interesante concepto y relacion. me llama la atencion todo
saludos!